Parador de Almagro, con mucha historia y mucho teatro

  • Ocupa el magnífico convento de San Francisco, del siglo XVI.
  • El hotel dispone de 54 habitaciones cuyas ventanas dan a los patios interiores.
  • Un paseo para descubrir palacios: el del los Fugger, los Xedler o el de Valparaíso.
  • Y si es julio, el Festival Internacional de Teatro Clásico.
Una de las habitaciones del Parador de Almagro.
Una de las habitaciones del Parador de Almagro.
GUIA REPSOL
Una de las habitaciones del Parador de Almagro.

El Parador de Almagro no falla a la tradición y se ubica en un edificio emblemático y cargado de historia. En Almagro, el elegido ha sido el convento de San Francisco, reconvertido en alojamiento desde 1977. No es de extrañar ya que este convento es de una increíble belleza. Sus innumerables patios renacentistas son el mejor punto de partida para descubrir una ciudad que sabe a teatro.

Este convento fue encargado por la familia Dávila de la Cueva en 1596, bajo unos criterios de estricta austeridad dado que lo iban a ocupar religiosos franciscanos. El edificio reúne en la actualidad un total de 14 patios interiores, todos distintos, y un amplio número de estancias, pasadizos, pasillos... como si se tratara de un gran centro de teatro.

El hotel dispone de un total de 54 habitaciones cuyas ventanas dan a los patios interiores donde sólo se cuela el trinar de los pájaros o el murmullo de las fuentes. En el antiguo refectorio, y también con vistas al Patio del Agua, se encuentra uno de los comedores.

La bodega, con sus tinajas de barro, acoge la cafetería, y anexa se encuentra una terraza, en otro de los patios, con fuente y emparrado. El Aula Magna se convierte en salón de actos y el antiguo claustro, chiquitito y recoleto, está presidido por un impresionante laurel.

Este Parador cuenta con dos espacios de restauración: el restaurante Entrepatios y la terraza de verano en el Patio del Agua, magnífico escenario de las jornadas gastronómicas celebradas en el mes de julio. Podemos degustar el más tradicional recetario manchego acompañado de influencias árabes: el pisto, las migas, el mojete, el tiznao, la berenjena de Almagro o los Duelos y Quebrantos (revuelto de huevos y tocino).

Tras el descanso, nada mejor que salir a descubrir todo lo que Almagro nos ofrece. Lo mejor es caminar y descubrir sus palacios con sus elaboradas portadas, como el del los Fugger, los Xedler o el de Valparaíso, que tanto esplendor dieron a la urbe; sus iglesias, los conventos, la universidad y sus teatros.

Uno de los lugares que más nos impresionará será su Plaza Mayor, una de las más bellas del mundo, con su Corral de Comedias, joya artística del siglo XVII, y el Museo Nacional del Teatro. Todos estos lugares son escenarios del Festival Internacional de Teatro Clásico que se celebra en julio.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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